martes, 22 de julio de 2014

LOS TRES DEDOS DE MARGARITA JACKSON


LOS TRES DEDOS DE MARGARITA JACKSON
 
Un cuento de mar en homenaje s los 105 años de Taltal.
Escrito por Don Eduardo Pizarro E.


          Esto que voy a contaros, esto que voy a narraros es el episodio romántico, artístico y trágico de una muchacha bella. Margarita Jackson. Esto ocurrió en el puerto nortino de Taltal, hace ya muchos años, pero los hechos inolvidables se recuerdan siempre con honda y sincera emoción.

          Nuestra protagonista era una muchacha que fuera de ser hermosa, era deportista y toda una artista. Le gustaba la natación y la boga, pero más que estos deportes era loca por la música. Tocaba el piano en forma que podríamos calificarla de divina. Por eso para ella no tenían secretos las composiciones de Mozart, Beethoven, Debussy…

           Ahí sus manos ágiles, blancas, finas, sedosas, recorrían el teclado con esa maestría tan propia en ella, tan suya.

           Margarita era hija de un ex-capitán de un buque velero, un viejo lobo de mar que había anclado definitivamente en Chile, radicándose en Taltal.

            De ahí la afición de Margarita al mar, a la natación, a las excursiones en bote. Valiente era esta hermosa niña, pues frecuentemente se le divisaba en sus andanzas en bote sin miedo a la inmensa cantidad de tiburones y lobos que circulaban en la bahía de Taltal en esa época.

            En muchas ocasiones en compañía de amigas y amigos fue a bordo de barcos de pasajeros que recalaban en este puerto deleitando a la concurrencia con su técnica y música favorita. Frecuente eran sus paseos a La Puntilla.

            Recuerdo que en una ocasión nos acompañó a un grupo, en un remolcador, a encaminar a un barco velero hacia fuera hasta perder totalmente de vista el puerto y de regreso nos encontrarnos en el camino con numerosos tiburones.

            Pasaron algunos años…

            Partí de Taltal a Santiago, radicándome un tiempo en la capital.

           Una tarde paseando por el Parque Forestal, de súbito diviso tres dedos que, como mariposas revoloteaban en torno mío. Eran tres dedos finos, ágiles, sedosos, blancos, eran pues, exactos a los dedos de la blanca mano de Margarita Jackson.

           No sé porque extrañas razones pensé inmediatamente en Margarita, que pudiera haberle ocurrido un accidente en sus acostumbradas excursiones por el mar.

           A los pocos días supe toda la verdad, la amarga verdad: en efecto, le había ocurrido un grave accidente en una de sus acostumbradas andanzas por la bahía de Taltal, un tiburón le había arrancado de un mordisco tres dedos de la mano derecha.

           A corto plazo se le declaró gangrena, luego la pérdida de la mano, más tarde la del brazo y por fin, llegó la muerte.

           Y aquí termina el cuento que protagonizara una muchacha hermosa romántica y artista: Margarita Jackson.

                                                                                “La Voz del Pueblo”, Taltal, 31 de julio de 1963.


 

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