LA NIÑA DESOBEDIENTE
(La cultura Popular del Litoral del Desierto - Domingo Gómez Parra)
Esta historia es de una niña desobediente.
Cuenta la gente del puerto que una señora tenía varios hijos, juguetones, traviesos, trabajadores, estudiosos; sin embargo, una de sus hijas era muy llevada por sus ideas, razón por la cual no pocas veces desobedecía las recomendaciones y órdenes de su madre.
Un día le dijo a la señora que deseaba ir a la playa El Hueso junto con unos amigos. La mamá le expresó que la mar estaba muy mala, que había mucho viento y un fuerte oleaje. La niña la escuchó, amurrada, y sin intenciones de hacerle caso. Por eso, cuando la señora se descuidó, salió corriendo de su casa, con una guitarra entre sus brazos, para reunirse con sus amigos.
Todos reían y cantaban tendidos en las arenas, abrigándose con sus ropas debido al frio y al viento reinante. La niña que tocaba muy bonito la guitarra, animaba la amistosa reunión cuando, de repente, así como se dejan caer los tiburones o cuando no nos damos cuenta de que las estrellas comienzan a reemplazar al sol, así la mar parió una ola inmensa que tomó desprevenidos a los jóvenes, arrastrándolos mar adentro. Todos lucharon con las fuerzas que dan el temor y la desesperación de perder la vida. Casi todos lograron su objetivo de llegar a la playa o aferrarse desesperadamente a las rocas, salvo la niña desobediente.
Gritaban angustiados sus amigos, corriendo por la costa, intentando verla luchar por su vida, para ayudarla, gritando y saltando prestos a lanzarse a la mar ante el menor asomo de su cuerpo, un grito o un gesto de ella. Sin embargo sólo el silencio y el bravo y rítmico golpear de las olas acompañaban el atardecer.
La madre, como presintiendo una desgracia, había salido en busca de su hija desobediente. Cuando encontró a sus amigos, éstos le contaron la desgracia que había ocurrido.
Llegaron pobladores "ranas" buenos para el agua, policías, todos con el deseo de ayudar. Pero la tragedia ya era irreparable...La mar se había llevado al mundo donde reina ella, el cuerpo de la joven niña. Aunque algunos grupos regresaron durante varios días recorriendo el litoral, escudriñando las aguas, adentrándose en ella para recorrer su fondo, se incorporaron botes y lanchas, pero no fue posible obtener el éxito deseado.
La mar nunca más devolvió el cuerpo de la niña.
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