EL ESPÍRITU DEL PESCADOR
Del Libro “La Cultura popular del Litoral del Desierto” (Domingo Gómez Parra)
En las playas de Cifuncho vivía un pescador que, luego de regresar de la mar con los frutos de su trabajo, debía limpiar el pescado para llevarlo hasta Taltal, donde lo vendía.
Un día se encontraba en esta faena, limpiando un pescado con un cuchillo grande cuando, en un instante de distracción, se enterró la filosa lámina de acero en una de sus piernas. La falta de ayuda oportuna y los precarios implementos disponibles le provocaron una gangrena que en corto tiempo, obligaron a cortar la pierna.
La tradicional solidaridad de los hombres de la costa, le permitía continuar subsistiendo, con los alimentos que diariamente le llevaban sus amigos y excompañeros de labores.
Esta fraternal rutina se rompió un día cualquiera cuando, al llegar hasta el rancherío del pescador cojo, sus compañeros comprobaron que ya no se encontraba allí.
En las noches en las cuales pescadores y mariscadores se reúnen en las arenas de Cifuncho a compartir el rico “cachureo”, que luego les dejará tendidos durmiendo a “pata suelta”, algunos contertulios suelen señalar que han visto el espíritu del pescador arrastrando su única pierna por la playa, hasta perderse más allá de donde los grandes “tumbos” se elevan en un último intento por alcanzar las estrellas.
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