EL
PULPO DEL MUELLE YANKI
Del
Libro “La Cultura
popular del Litoral del Desierto”
(Domingo Gómez Parra)
Hace
muchos años en uno de los tantos muelles que existían en Taltal, durante su
época de oro, en el auge del salitre, uno de ellos fue testigo de un accidente que
costó la vida a un ingeniero norteamericano. Desde ese entonces, dicho lugar de
trabajo es conocido como el Muelle Yanki.
En sus proximidades funcionaba el matadero local, que no
sólo abastecía al puerto, sino también a las oficinas salitreras y a las
pequeñas estaciones ferroviarias hasta donde los pirquineros arrastraban sus
piedras y rocas con sus entrañas de cobre, plata y oro.
El muelle Yanki veía enrojecer constantemente sus aguas y
es que hasta allí llegaba el desagüe del matadero, arrastrando sangre, cachos,
trozos de vísceras, pedazos de cabeza y todo aquello que era considerado
inservible.
Con tan constante fuente de alimentación no fue problema
que rápidamente aguas y roqueríos se fueran transformando en un gran e
importante criadero de pulpos, los cuales muy bien abastecidos, adquirían
dimensiones extraordinarias, especialmente uno de ellos, considerado algo así
como el padre de todos.
Todos los intentos realizados por los mariscadores de la
orilla para cazar al pulpo-padre eran infructuosos. Ya fuera por la oscuridad
del agua, la profundidad de la cueva que lo refugiaba o la extraordinaria
fuerza del animal, todo se confabulaba para que el pulpo-padre no fuese cazado.
Y el seguía creciendo.
Dicen que en una oportunidad ancló en el muelle un barco
que traía maderas para las oficinas salitreras, esperando llenar sus bodegas
con salitre para emprender viaje al extranjero. Cuando ello ocurrió, echó a
andar sus motores, sin embargo, durante un largo lapso no pudo realizar ningún
movimiento. El pulpo-padre había enredado uno de sus grandes y fuertes
tentáculos en la hélice de la embarcación, no sin antes arrancar un tentáculo
del pulpo-padre.
Cuentan los taltalinos más ancianos, que impresionada y
alarmada la población por lo ocurrido, decidieron volar la cueva que servía de
refugio al pulpo-padre. Desde el día que así lo hicieron cuentan que nunca más
volvió a existir un pulpo de dichas características, desde entonces no ha
vuelto a ocurrir nada extraordinario, en lo que fuera el muelle Yanki.
esta historia esta bien contada es muy buena es real
ResponderEliminara mi me gusto mucho