LA NIÑA DEL BAILE
Del
Libro “Historias y Leyendas de Taltal”
(Profesora Edith A. Pérez Collao)
Cada persona está
destinada a encontrar, más allá del tiempo, el espacio y las limitaciones
físicas, el amor. Aquel sentimiento que llena el alma y hace que lo real y lo
mágico se confundan en nuestras vidas.
Hace mucho tiempo, en los bailes populares realizados en
los Baños Municipales de Taltal, una hermosa pareja había encontrado sus miradas
y con el ritmo de la música, que se hacía cómplice de ese romance, entrecruzaron
sus brazos para sentir el aroma del amor.
El era un forastero recién llegado a la ciudad; y ella
una joven mujer, llamativa por su mirada y su larga cabellera, que parecía
atrapar sus delgados hombros en una caricia.
Al terminar la fiesta, él se despoja de su chaqueta y la ofrece a la mujer, para
protegerla del frío, con la promesa de recuperarla al día siguiente, como una
excusa que justifica el encantamiento que produce el amor. Ansioso al otro día,
recorrió cada uno de los pasos que le acercaban al hogar de su amada y con el
corazón golpeando su pecho, al ritmo que él golpeaba la puerta, aparece una
señora de gruesa estampa, que al escuchar la descripción que el joven hacía,
sólo dijo: es mi hija, tratando de ocultar detrás de un sollozo, las lágrimas.
Luego, le explicó que ella había muerto hacía mucho
tiempo, y al ver el rostro del joven desdibujado por la duda y la incredulidad,
le invitó a visitar la tumba de su hija. Cuando llegaron, el forastero cayó de
rodillas, y la madre desnuda su emoción, pues en la cruz, en aquel símbolo de
paz, colgaba su chaqueta, aún conservando la calidez de las caricias nocturnas.
Hoy, en la madrugada, es posible escuchar junto al ruido
del mar, la música que encanta y alienta a los enamorados a vivir su propia
experiencia entre lo mágico y lo real.
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